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Belmondo en Montecarlo

 

La botella de champagne se estrella en la proa luego de un suave vaivén y el  catamarán de Elegar queda definitivamente bautizado: estamos ante el “Montecarlo”, así llamado porque su categoría lo hace perfectamente apto para deslizarse por la bahía del Principado de Mónaco.

Se confirma el acierto de haberme traído la gorra náutica “Belmondo”, última moda en las playas de Niza, verano de 1965. Semejante navío merece semejante glamour. Aunque algunos me mandaron a cortar pasto con el tractorcito de Timoteo Griguol en el Polideportivo de Gimnasia…….

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Conmovido por el bautismo, el Capitán Elegar pisa el Montecarlo y le hace una seña a los integrantes de la abrumada tripulación: Tero, Cirilo y Patrulla, que suben a cubierta. A bordo, aguarda una heladerita atestada de Dr. Lemon, en sus variantes vodka, mojito y clásico, más latas de Quilmes Imperial helada. No falta el mate para cuando caiga la tarde, con las empanadas que quedaron del mediodía. Todo esto en Mónaco no se consigue.

Arribados al centro de la Laguna, comienzan las clases de manejo del Capitán a la tripulación y las pruebas de arrastre de gomón a toda velocidad, con cascarudos subidos que deben resistir los embates del oleaje. Alto riesgo, especialmente porque nadie quiere largar la lata de cerveza mientras el gomón vuela sobre las olas.

Después, detención de los motores del Montecarlo. Alpedismo total en el silencio lagunero y demostraciones de nado, cual Mocagattas del CUJ haciendo el cruce de la Laguna.

No todo es destreza. El debut náutico pasa factura. Un tripulante vuelve a cubierta después de nadar y le cuesta muchísimo retomar la posición vertical. Vacila disimuladamente hasta que, con gran elegancia, logra sostenerse en pie.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otro tripulante intenta abordar el gomón desde cubierta. Termina haciendo un clavado involuntario que lo deposita en las profundidades abisales de la Laguna. Cuando vuelve a la superficie, dice con toda naturalidad: “quedó alguna empanada”? Creo que era el mismo que desapareció en el ligustro de alguna cancha y cuando volvió sacó el lateral con toda naturalidad……

Mate, otra vuelta, boludeo panza arriba en el gomón, más lanzamientos al agua desde el Montecarlo, convertido en un trampolín. Todo bajo la serena y firme supervisión del Capitán Elegar. Una señal de quien será el próximo DT?

Y cuando el sol comienza a aflojar, Chelo se para en la proa del Montecarlo y dice: “Cuando entrenaba en Sarmiento hacía el triple mortal para atrás. Ahora lo voy a hacer hacia adelante”. Pica en la proa, se eleva y cuando llega al punto más alto, creo ver desde el agua a un pibe de 12 años que vuela como volaba en la cancha de Sarmiento…..hasta que le entra a la Laguna con la 5ta lumbar, casi cayendo sobre el puente de Lincoln, ante el aplauso de los presentes.

El Montecarlo emprende el regreso. El Capitán Elegar lo devuelve a su merecido reposo en el muelle. Por razones de prolijidad y decoro se procede a juntar todas las latas vacías dispersas por la cubierta. Amontonadas en la heladerita, suenan como si fueran un campanario en una fecha patria. Y tiene su lógica. Después de todo, la Patria son los amigos.

 

Arístides Alcón, desde Montecarlo.

Elegar, practico de Laguna, supervisa la entrada al muelle por el canal de navios del porte del Montecarlo.

El Tero, listo para iniciar la busqueda del Pejerrey Petro....

Don Timoteo, creemos que la personificacion esta dando algunas pautas, tenemos nuevo DT??

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