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Gaspo: Todo el sacrificio que hago, es por el equipo 

 

ULTIMO ACTO.

 

“La Enterprise cascaruda levantó vuelo en Villa Carlos Paz y se estrelló en Fisherton.”  (El Capitán Kirk).

 

         1 punto sobre 9.  0 goles a favor, 2 en contra. Ultimo en su zona. La metáfora estelar tiene una elocuencia brutal. ¿Qué pasó?

 

         Se terminaron definitivamente 30 años en los que el Bicho ejerció o merodeó la dirección técnica del CUJ. Hoy, quemó el buzo de DT y permanece exiliado en Carmelo, adonde marchó raudamente en una modesta embarcación a vela facilitada en el Parador de Punta Lara.

 

         Su ayudante de campo,  Coqui, regresó a Junín de incógnito y desde entonces no ha sido visto.

 

         Esta breve crónica es una especie de caja negra rescatada luego del crash futbolístico experimentado por el CUJ. Las voces que se escuchan son del vestuario cascarudo. En off, naturalmente.

 

         Antes, debemos aclarar algo nada novedoso. Los jugadores no ayudaron. Como muestra, ahí se lo ve a Patrulla, más que Patrulla una carreta cuando no llegó a cortar al  9 uruguayo (un leeento homenaje a los 200 años de la Independencia).

 Los audios de la caja negra que siguen intentan, al menos, dar una pista para desentrañar tamaña debacle.

 

       Audio 1: soliqué???:  El DT basó su discurso en la apelación a la solidaridad. Insistió cuanto pudo en que quería un equipo “solidario”.  

 

       Pero se sabe desde hace 30 años que los cascarudos son gente que hasta se pasa la pelota mal a propósito para deslucir al compañero. ¿Cómo pudo el DT recurrir al sentimiento más escaso en el plantel para convertirlo en su emblema?

 Una anécdota lo ilustra de manera contundente: uno de los mejores jugadores, el Choco, sale hacia el final del segundo partido por el topetazo impune que le aplicó un rival.

 

       Llegado al hotel, el dolor cada vez más intenso lo preocupó y pretendió ser llevado a una guardia hospitalaria para ser atendido. Conclusión: salvo el Mono, que lo acompañó en carácter de compañero del secundario, no por solidaridad cascaruda, el resto se fue a morfar a una parrilla.

 

       Antes, el Tero, que los había acercado en su auto al hospital sin demasiada convicción, había partido de la guardia invocando que “los tiros me picaron cerca, así que cuando salgan se toman un taxi y listo”.

 

       Así lo hicieron y el Mono con el Choco en falsa escuadra por fisura de costilla llegan a la parrilla. El plantel ya estaba comiendo el postre. En un momento, el damnificado y su esforzado auxiliar se dirigen al baño. Cuando salieron, los cascarudos habían rajado y quedaba un auto para siete tipos. Conclusión: el Mono y el Choco en taxi de regreso al hotel. Bochornoso pero gráfico. El cascarudo le toma la sopa a los enfermos.  ¿Qué esperaba el DT?

 

       Audio 2: fenómeno sobrenatural. Sucedió un fenómeno paranormal. Por lo general, los jugadores se lesionan entrenando. O precalentando. O jugando. Ocurrió lo imposible: un jugador, mientras escucha atentamente de pie la charla técnica y la formación para el primer partido, experimenta un tirón inguinal que le impide arrancar  como defensor. Cuando llega el segundo tiempo, el DT le pregunta: “si estás mejor, te pongo de puntero izquierdo”. Súbitamente, el malestar físico desaparece y el jugador salta a la cancha como una flecha. La imprevisibilidad astrológica también estuvo presente. Increíblemente, el DT no acudió a una consulta previa con un Horangel o similar, que le brindara certidumbre sobre los eventos a ocurrir en pleno torneo. Otro detalle inexplicablemente pasado por alto.

 

     Audio 3: guardame para la Champions. El DT no tomó en cuenta el vedetismo del plantel, un elemento a ser manejado con mucha sutileza y que no mereció ninguna atención de su parte. Siguen los ejemplos. Ultimo partido. Concluido el primer tiempo, uno de los delanteros cascarudos que estrenaba botines galácticos con tobillera de neoprene, le dice al DT: “Bicho, salgo”. “Qué pasó?” pregunta el Bicho. “Un tirón, no es grave pero prefiero no arriesgar……”. Un diálogo digno de C. Bale con Zidane en un Real Madrid/Rayo Vallecano, cuando falta una semana para el clásico con Barcelona. El DT nunca ponderó que el cascarudo juega con un ojo en el partido presente y otro en el que jugará dentro de un año. Otro error.

 

    Audio 4:  Estás bien? Entonces salí. Primer partido. El HDV es figura. Preocupa a los defensores y es la única carta de llegada al arco rival. Termina el primer tiempo. Afuera. Tercer partido. Osky triangula eficazmente en tres cuartos de cancha. Se lo nota en ritmo. El Bicho le grita: “Oscar, cómo estás?”. Osky levanta el pulgar. Inmediatamente el Bicho pide cambio. “Oscar, salì”. Una rara tendencia a reemplazar jugadores en su mejor momento. Inexplicable.

 

     Audio5: El mutismo del ayudante. Envuelto en lana, con gorro y bufanda, el ayudante de campo exhibió un mutismo impropio de su función. Cuando se rompió el tercer marcador central en el último partido, el plantel lo mira esperando el gesto que revolee los pulóveres, se calce la camiseta y el brazalete de capitán y encabece la recuperación. Nada. Se tapa con la bufanda y dice “que fulera esta bronquiolitis”. Decepción en el plantel.

 

    Hasta aquí solo parte, contundente, de las voces que devuelve la caja negra de esta fallida expedición cascaruda.

 

    Hacia el futuro, solo interrogantes: jugar en cancha de 11 o no; habrá técnico o se elimina la función? Formato torneo o desafío + turismo? Hotel 3 estrellas o alojamiento con baño puerta modelo campamento de la Dirección Nacional de Vialidad  1956?

 

   Demasiadas preguntas para tan pocas respuestas.

 

Abrazo cascarudo para todos.

 

Aristides  Alcón, desde el Parador Sedal, Ventus, Sodas Monti y siguen las firmas (ahora menos), de Punta Lara.

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